México concluye el año con más dudas tras perder 2-1 ante Paraguay en un amistoso en San Antonio. Esta derrota no solo hunde al Tri en una racha de partidos sin victoria, sino que dispara señales de alarma a apenas meses del Mundial 2026, que se jugará, en parte, en casa.
Desde el pitazo inicial, el partido fue un desafío para México. Paraguay se adelantó temprano en la segunda mitad cuando Antonio Sanabria marcó con un remate dentro del área, una jugada revisada y validada por el VAR. México no tardó en responder: un penal sobre Orbelín Pineda significó el empate gracias a Raúl Jiménez. Pero la alegría duró poco; a los pocos minutos, Damián Bobadilla aprovechó un bote peligroso dentro del área para con un cabezazo firmar el gol del triunfo para Paraguay.
El arquero Luis Ángel Malagón, aunque salvó varias ocasiones, no pudo evitar ese segundo gol y luego tapó un disparo con vaselina y otro con la pierna. Esta situación refleja dos caras: hay talento, pero las vulnerabilidades defensivas siguen muy presentes.
¿Por qué esta derrota profundiza las dudas?
La derrota evidencia muchos problemas que han sido recurrentes durante todo el año. México no ha logrado ganar en seis partidos seguidos, lo que incluye empates con Japón y Corea del Sur, una goleada ante Colombia, e igualdades ante Ecuador y Uruguay. Esta tendencia negativa no es solo cuestión de resultados: se refleja en la forma en que el equipo juega.
Defensivamente, México ha mostrado debilidades preocupantes. El desajuste que permitió el gol de Sanabria o el rebote fatal para Bobadilla revela que la zaga aún no encuentra estabilidad. En el mediocampo y el ataque también hay carencias: la selección no logra conectar con fluidez entre líneas ni generar oportunidades claras con constancia. Según reportes, Aguirre buscó mover piezas, pero en algunos momentos esos cambios rompieron el equilibrio del equipo y dejaron espacios que Paraguay supo explotar.
Además, la presión mediática y de la afición se ha vuelto más intensa. El público no quedó satisfecho, hubo abucheos durante el partido y hasta se activó el protocolo por el grito prohibido desde las gradas. Este tipo de reacciones no son solo decorativas: afectan el ánimo del equipo y pueden generar un peso extra para los jugadores y el cuerpo técnico.
¿Qué significó para algunos jugadores y qué oportunidades hay?
Más allá del resultado, este partido fue también una prueba para jugadores jóvenes y menos habituales. Por ejemplo, Armando González, delantero de Chivas, hizo su debut con la selección mayor tras ingresar en el segundo tiempo. La inclusión de jóvenes como él representa una apuesta de Aguirre por construir un equipo con vistas al futuro, y no solo depender de los veteranos.
Otro caso relevante es el de Obed Vargas, de apenas 20 años, quien fue convocado por su buen rendimiento en la MLS con el Seattle Sounders. Que jugadores jóvenes estén teniendo oportunidades es una señal alentadora: si bien los resultados actuales son malos, el proyecto puede tener cimientos para crecer a mediano plazo.
Por otro lado, el técnico Javier “Vasco” Aguirre está bajo presión. Tras una serie de partidos sin victorias, la suya no es solo una misión deportiva, sino también emocional: necesita recuperar la confianza de la afición y demostrar que tiene un plan claro de cara al Mundial que se celebrará en 2026.
¿Qué lecciones se pueden sacar y cómo puede México mejorar?
Este cierre de año ofrece varias lecciones importantes que México debe asumir si quiere aspirar a un buen Mundial:
- Solidez defensiva: Uno de los puntos más débiles ha sido el desajuste defensivo. Si México quiere competir en el Mundial, debe trabajar en cerrar mejor su zona trasera, reducir los errores en balones divididos y mejorar el repliegue.
- Efectividad en ataque: No basta con tener posesión o llegar al área; el Tri necesita definir mejor. Aprovechar las oportunidades de gol será clave — y para esto, los jóvenes como González o Vargas pueden jugar roles decisivos si se les da continuidad.
- Mentalidad ganadora: Acumular partidos sin ganar genera un desgaste psicológico. México debe recuperar la confianza en estos amistosos, convertirlos en un laboratorio para ajustar, pero también en un espacio para reafirmar que puede competir con intensidad.
- Relación con la afición: El descontento de los hinchas se ha escuchado fuerte. Si el Tri quiere reconectarse con su público, necesita mostrar compromiso, identidad y una idea clara de a dónde va. No solo en el campo, sino también en su forma de comunicarse con su afición.